Continúa la muestra titulada “Cada quien con su Toledo. Obra gráfica, 1960-2018” en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), sobre uno de los artistas mexicanos más importantes de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI: Francisco Toledo. Esta muestra reúne más de 180 piezas realizadas en aguatinta, punta seca y litografía, así como algunas acuarelas, gouaches y cerámica y estará abierta hasta el 23 de febrero de 2023.
La muestra representa también un punto de partida para que nuevas generaciones conozcan a este multifacético artista y para el público que ha seguido su trayectoria es una oportunidad para rememorarlo y revisitar algunas de sus obras.
Acerca del título, su curadora, la historiadora Ana Carolina Abad López señaló: “Durante el proceso de investigación y curaduría nos dimos cuenta de que cada persona tiene su propia versión de quién fue Francisco Toledo. La invitación implícita en el título es que, al recorrer la exposición, cada visitante construya su propia imagen o versión de Toledo: el grabador, el activista, el artista, la persona”.
Añadió que la idea curatorial es hacer un recorrido cronológico a través de la obra gráfica de Francisco Toledo y contextualizarla con las acciones políticas, sociales y culturales en las que se involucró a lo largo de su vida.
Con base en ese concepto, “Cada quien con su Toledo” está dividida en tres núcleos: De Juchitán para el mundo, que abarca obras realizadas en las décadas de los sesenta y setenta; Toledo: forjador de instituciones, donde se presentan obras de las décadas de los ochenta y noventa, momento en que el artista consolidó su labor como promotor y defensor de la cultura oaxaqueña, y Monos, fábulas y sismos, que reúne los trabajos de las dos últimas décadas del maestro, entre las que destacan sus series sobre relatos de Franz Kafka y las fábulas de Esopo.
Además de contar con obras provenientes del acervo del IAGO, de la Fundación de Amigos y del CFMAB A.C., “Cada quien con su Toledo. Obra gráfica, 1960-2018” reúne piezas que están al resguardo del Museo de Arte Moderno y del Museo Nacional de la Estampa, recintos pertenecientes a la Red de Museos del Inbal, así como de las colecciones de Jan Hintze, del taller de Fernando Sandoval y de Beatriz Sánchez Monsiváis.
A su vez se apoyó la itinerancia de la exposición del Centro Fotográfico “Lu’ Biaani, Francisco Toledo y la fotografía” presentada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, para después exhibirse en el Museo Cabañas en Guadalajara, Jalisco, y el próximo 3 de diciembre en el Museo Amparo en Puebla, para finalmente presentarse en la fototeca del Centro de las Artes en Monterrey, Nuevo León, en 2023.
Para el 2024 el Museo del Palacio de Bellas Artes prepara una magna exposición que mostrará el vínculo entre las artes gráficas y las narrativas históricas y literarias, muestra que contará con piezas del emblemático artista zapoteco.
Durante la inauguración, que se realizó el pasado sábado, 5 de noviembre, la secretaria de Cultura federal Alejandra Frausto Guerrero, consideró que en este museo están las colecciones de quienes amaron al maestro Francisco Toledo como artista y fue aquí donde hizo que la gráfica fuera una de las artes más valorada.
Refirió que el maestro sembró en México para que las lenguas no se perdieran, para sensibilizar a través del arte el reconocimiento de nuestra mayor riqueza, que es el maíz.
De igual forma mencionó que existe un gran movimiento, el cual está atendiendo a los más olvidados históricamente, en aquellos lugares de más pobreza, de más marginación, “donde más violencia se desató en nuestro país, ahí es donde estamos sembrando con arte la posibilidad para niñas, niños, para jóvenes”, en estos proyectos que son los Semilleros creativos, agregó, muchos son de grafica.
Por su parte, la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, resaltó que esta exposición dedicada a la obra gráfica de Francisco Toledo es muy significativa para todo el arte en México y la memoria del maestro y a la que se suman personas ejemplares del coleccionismo para compartirlo y preservarlo.
En esta muestra “se desdobla el corazón para que quepa la emoción, tanta profundidad, tantos sentidos, tanta historia individual y colectiva. De un artista que transitó por las diferentes expresiones: pintura, escultura, lo textil y tapices”.
La titular del Inbal agregó que “el maestro siempre fue fiel a sus orígenes, empezó formándose en el grabado, precisamente aprendiendo de un grande también, el maestro Arturo García Bustos, y además se formó en un taller de Bellas Artes, pero él rápido caminó mundo, que lo llevó a reconocer en el arte universal, mucha de la expresión que hoy manifiesta él con esta maestría con la que aborda su trabajo”.
Destacó la comprometida faceta de grabador del pintor oaxaqueño: “Siempre volvería al grabado como su espacio. Creo que si alguien estableció que en el grabado existía la posibilidad de recoger la memoria y al mismo tiempo expresar las luchas sociales, una acción política indómita y en muchos sentidos una postura estética siempre propia, siempre avanzando, siempre investigando, es precisamente el trabajo de Francisco Toledo.
Al agradecer a la familia representada por Sara y Laureana López, la directora de Instituto expresó que “Toledo nos regala esta exposición. Yo creo que es un asomo más a toda esa memoria tan grande que existe en los coleccionistas, y el IAGO ha hecho un trabajo fundamental de memoria gráfica muy serio en esta exposición que es parte de sus registros y creo que el trabajo conjunto con la familia nos deja esa responsabilidad».
En representación de la familia, Sara López expresó: “Para el maestro Toledo -creo- una de las acciones más importante era acercar a los jóvenes a las artes, creando nuevas oportunidades de desarrollo y fundando instituciones que permitían acercarse a la literatura, a la pintura, fotografía, música y el cine”.
Subrayó que exposiciones como esta “no solo nos muestra el trabajo de una persona a lo largo de su trayectoria, nos acercan también a acervos y colecciones que conviven por primera vez en un mismo espacio, que posiblemente no vuelvan a encontrarse ante este público”.
En tanto, el director del Munae, Emilio Payán, dijo que Toledo fue como un chamán, como un mago que todo lo convertía en arte. Una semilla, un puñado de tierra, un trozo de madera, un mecate, papel, la naturaleza y hasta el aire con sus papalotes; el amor, la amistad, la lucha por la igualdad, el derecho a la educación y el derecho a la cultura.
La influencia de Toledo en el arte mexicano en la segunda mitad del siglo XX es tan relevante que quizá no sea demasiado arriesgado afirmar que de alguna manera se puede equiparar con la herencia de los forjadores de nuestra identidad artística durante las primeras décadas, y agregó: “No podemos concebir el México actual sin la obra de Francisco Toledo”
El recinto se ubica en Avenida Hidalgo No. 39, Plaza de la Santa Veracruz, Centro Histórico.
Con información del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).